Fue una noche de marzo de 2020. Dos vehículos, disparos de un auto a otro estacionados en una angosta calle de Barrios Bajos.
Así, cerca de las tres de la madrugada hace dos años terminó la vida de Germán Muñoz Villegas, y comenzó la cuenta regresiva para el sicario Juan Ortega y el autor intelectual del crimen, Andrés González.
Hoy esa cuenta regresiva llegó a su fin, porque el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Valdivia condenó a Juan José Ortega Ramírez y a Francisco Andrés González Berríos a las penas de 20 y 15 años de presidio efectivo, en calidad de autor ejecutor y autor intelectual, respectivamente, del delito consumado de homicidio calificado.
El tribunal logró precisar lo que es considerado un sicariato en toda su expresión, detrás del asesinato de Germán Muñoz Villegas, la madrugada del 15 de marzo de 2020.
En fallo unánime el tribunal aplicó, además a Ortega Ramírez y González Berríos las penas accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para cargos, oficios públicos y derechos políticos y la inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras duren las condenas.
Asimismo, Ortega Ramírez deberá cumplir la pena de tres años y un día, y 541 de presidio, por tenencia ilegal de armas de fuego prohibida y tenencia ilegal de municiones, respectivamente.
Eran las 3:30 horas de la madrugada del 15 de marzo de 2020 cuando Juan Ortega condujo su vehículo Renault Clio por calle Doctor Labbé, en Valdivia, hasta el número 020.
Ahí detuvo la marcha. Aún en la calzada, se ubicó al costado derecho de otro vehículo en cuyo interior, en el asiento del copiloto, se encontraba la víctima Germán Muñoz Villegas.
Fue en esa posición, de un vehículo a otro, cuando Ortega abrió fuego contra Muñoz, sin moverse del asiento del conductor.
Uno de los disparos percutados por Ortega hirió a Muñoz en la cabeza y un antebrazo.
El primer tiro fue el lapidario: TEC abierto con salida de proyectil, que le costó la vida tres días después, a las 9:27 AM del 18 de marzo, en el Hospital de Valdivia por traumatismo cráneo encefálico producido por los disparos.
Ortega Ramírez había recibido el encargo de matar a Muñoz a fines de 2019, esto es casi tres meses antes de la ejecución.
El día de los hechos, Ortega había estado siguiendo a la víctima por algunas cuadras en su vehículo mientras Muñoz circulaba en compañía de un amigo en un vehículo. Lo que habría buscado el sicario era aguardar a que se diera la oportunidad ideal para ejecutar a su víctima.
Y las circunstancias se dieron. Minutos antes de la ejecución, a eso de las 3:15 am del 15 de marzo de 2020, Germán Muñoz y su amigo bajaron a comprar en un local comercial de calle Camilo Henríquez y Yerbas Buenas.
Ortega, que lo había seguido hasta este lugar, estacionó su vehículo por calle Camilo Henríquez, algunos metros más adelante, y esperó que Muñoz volviera a abordar el automóvil para seguirlo un vez más.
Una vez que Muñoz y su amigo abordaron el automóvil y se fueron del lugar por calle Camilo Henríquez, vino el homicidio.
La idea de matar a Germán Muñoz fue concebida por un tercer actor de la historia: Francisco González Berríos. Este recurrió al sicario casi tres meses antes motivado por rencillas “de negocios” con el fallecido.
Ambos, Muñoz y González, se dedicaban juntos al tráfico de drogas en Valdivia. La “sociedad” entre ambos se debilitó durante un viaje a Santiago en 2019.
En esa ocasión se fueron en el auto de González Berríos, mismo móvil que resultó quemado por terceros a causa de problemas relacionados con el tráfico de drogas en dicho viaje.
Es en ese momento cuando Francisco González habría decidido contactar a Juan José Ortega, quien se dedicaba en esa época al sicariato, y le encargó que matara a Muñoz.
La oferta de pago: tres millones de pesos. Ortega aceptó, y el desenlace tiempo después, es el que se conoce.
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