Hace miles de años que las culturales orientales los usan con fines terapéuticos o para inducir estados de meditación. Sin embargo, en Occidente recién hace medio siglo empezaron a advertir sus posibilidades asociadas a la salud y el bienestar.
Se trata de los cuencos tibetanos, instrumentos con forma de recipientes, elaborados a partir de la combinación de siete metales asociados a cuerpos celestes, y que adoptan su forma en moldes antiquísimos. Plomo, oro, plata, cobre, hierro, mercurio y estaño son parte de su compleja composición.
Su funcionamiento a simple vista parece sencillo: hacer que el cuenco emita ondas sonoras y vibraciones cuyas propiedades podrían inducir diversos niveles de conexión mental y/ espiritual.
De la base de estas presuntas propiedades es que parte "Respuesta de relajación inducida por el sonido de cuencos tibetanos en ansiedad humana", estudio liderado por el investigador del Instituto de Estudios Psicológicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile, Cristóbal del Río.
Este estudio fue financiado por Agencia Nacional de Innovación y Desarrollo (Anid), y fue llevado a cabo en la Universidad Austral de Chile, en Valdivia. Su objetivo: evaluar la capacidad de los cuencos tibetanos para inducir estados de relajación aguda en población ansiosa no clínica, sin tratamiento o apoyo alguno.
Se registraron variables relativas a la frecuencia cardíaca como un indicador de la respuesta parasimpática, así como también la actividad neuro-eléctrica mediante un encefalograma (EEG). Por último, se obtuvo un registro pre-post de auto reporte de ansiedad.
Según explica del Río a Diario de Valdivia, se administró una sesión de 50 minutos de sonidos de cuencos tibetanos en vivo. Los participantes eran registrados en sus variables cardíacas y de electroencefalografía.
“Los primeros 5 minutos (pre) y los últimos 5 minutos (post) de la sesión correspondían a periodos de silencio (sin cuencos tibetanos). Previo a la sesión y al finalizar ésta se registraron medidas de ansiedad mediante un cuestionario”, observa el líder de la investigación.
Se observó que las personas que inicialmente puntuaban un estado ansioso moderado en el cuestionario utilizado (STAI), al finalizar la sesión mostraban un puntaje significativamente menor, quedando fuera de los criterios y puntajes asociados a ansiedad por ese cuestionario.
Del Río explica que “a nivel fisiológico, a partir de los 15 minutos aproximadamente de sonidos, se observó un aumento significativo en variables asociadas a la variabilidad de la frecuencia cardíaca, dando cuenta de un aumento de la actividad parasimpática, lo que promueve el estado de relajación”.
“Paralelamente, se observó una reducción significativa de las ondas Alpha en la zona occipital-temporal del cerebro, significativamente asociadas de manera directa con las variables cardíacas, lo que entendemos como una reducción del estado hiperalerta, fenómeno relevante en estados ansiosos”, añade el científico de la UACh.
El investigador menciona que los beneficios pueden ser varios. Es una técnica no invasiva que no requiere de una actitud activa por parte de la persona. Puede tener un alto valor preventivo y es de fácil administración y bajo costo.
Comenta que “las personas que tienen experiencia con estos masajes sonoros (señalan que) es de mucho agrado y bienestar. Se requieren solo 15 minutos para obtener un cambio positivo en la respuesta fisiológica de relajación”.
A juicio de Del Río, terapías con cuencos podrían tener amplias aplicaciones “desde situaciones pre-quirúrgicas, salas de espera médicas, lugares de trabajo, insomnios, etc.”.
El investigador sostuvo que en adelante los esfuerzos se centrarán en profundizar la comprensión de los mecanismos asociados a los resultados del estudio, así como ponderar efectos de estas técnicas con cuencos tibetanos si se diseñan a largo plazo.
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