Cada sábado se reúnen en la biblioteca pública Escritor Ramón Quichiyao Figueroa, un grupo de mujeres para desarrollar el arte de la arpillera, enfocadas en compartir y retratar recuerdos de su infancia en el antiguo fundo Arquilhue y Río Chico.
Este taller se ejecuta gracias a un proyecto adjudicado por la Corporación de Pobladores Históricos de la Cordillera de Futrono, que agrupa a personas y familias que habitaron el antiguo Cofomap, principalmente en el territorio de Arquilhue-Río Chico. Dichas familias originalmente asentadas en los territorios de Cofomap, sufrieron un proceso de gradual expulsión de la zona a partir de septiembre de 1973, lo que se conoce como el “desplazamiento forzado”.
El objetivo del proyecto es precisamente rescatar las memorias cordilleranas de las participantes en el taller, para lo cual, la Asociación de Arpilleristas de Angachilla (Valdivia) va a Futrono a enseñar este arte, que es una técnica textil que hoy tiene carácter patrimonial y ayuda a retratar y preservar la memoria colectiva.
El proyecto se denomina ”Bordando nuestras memorias cordilleranas: Talleres de arpilleras con mujeres de la comuna de Futrono”, y es financiado por Fondart regional de actividades formativas.
“La arpillera permite que al ir bordando, al ir haciendo, los recuerdos vayan fluyendo”, dice Loreto Tenorio, antropóloga del proyecto, señalando que es tanto un proceso creativo como terapéutico. De hecho una de las participantes del taller definió la experiencia como una “terapia para el alma”.
“Cuando pensamos en el Cofomap lo hacemos principalmente desde la perspectiva de los trabajadores, una visión masculina, y lo que hacemos en el taller de arpillera es rescatar las memorias asociadas a lo femenino, qué hacían las mujeres, un trabajo sumamente importante porque sin el trabajo de las mujeres no hubiera existido el Cofomap tal como lo conocemos”, afirma Tenorio.
Las participantes del proyecto de arpilleras eran niñas y jóvenes en la época de Cofomap, por tanto, con esta iniciativa se abrió una valiosa oportunidad de compartir recuerdos y emociones.
“Las mujeres han podido recordar en un espacio seguro, han recordado su vida familiar, también han mencionado su relación en torno al trabajo de la madera y también recuerdan la época de dictadura”, complementa la antropóloga.
Loreto Tenorio explica que en este trabajo han ido confluyendo ciertos elementos comunes de los recuerdos, que son plasmados en las telas, como las montañas, los ríos, la familia, animales como caballos y perros, entre otros.
“Si bien cada persona borda de manera individual, se construye un relato colectivo, sobre todo que las participantes bordaron sus casas, algo sumamente interesante que tiene que ver con la relación con el territorio que ellas habitaban”, concluye.
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