Con motivo de la Reforma Educacional, en el último período se han acentuado las opiniones sobre cómo debe ser e impartirse la educación en Chile, algo propio que debe realizarse en procesos de esta índole. Sin embargo, la cantidad de “descubrimientos” que se hacen y se entregan llaman la atención, ya que evidencian lo poco que se conoce de esta ciencia de la educación que es la pedagogía.
Leemos y escuchamos reiteradamente que la educación debe centrarse en los aprendizajes de los niños (principio de autoactividad que se inició con Comenio en 1640 y continuaron todos los autores modernos y posmodernos); que debe ser participativa con las familias y usar metodologías lúdicas (Froebel trabajaba en 1840 con las madres en el primer jardín infantil haciendo todo tipo de juegos); que debe empezar desde la cuna (Pestalozzi hizo y aplicó en 1803 un “Libro para las madres” para que realizaran actividades con sus bebés continuando otros pedagogos); que debe partir desde los significados de los niños (Pablo Freire con sus palabras generadoras en el siglo pasado), entre otros.
Paradojalmente todo esto se olvida y es así como un número importante de entidades públicas y privadas, entregan a los maestros chilenos, no sólo opiniones, sino todo tipo de programas y materiales estructurados para que realicen “mejor” sus clases. En ellos se les señala cómo hacer todo, desde las frases que deben decir, hasta los temas a tratar, sin pensar en las diversidades de contextos, intereses y desarrollo de los niños de todo el país ni en la creatividad del propio profesor.
Hoy con motivo de la propuesta de desarrollo docente presentada por el Gobierno, hemos escuchado numerosas discusiones radiales y televisivas sobre diversos temas que están desde hace mucho contestados, por ejemplo si es válido que sean sólo los profesores los que hagan docencia o si podrían hacerlo profesionales de otras especialidades. Algunos también señalan la importancia de evaluar a los educadores, sobre todo en sus “didácticas”, para que hagan las “cosas bien”; otros expresan qué se debe hacer en el aula para lograr los cambios deseados; a la par, muchos plantean que la solución está en aplicar modelos creados en países desarrollados.
Si bien es cierto que toda esta discusión supone que es para aportar al desarrollo docente, una vez más se está “ninguneando” a los profesores quienes al parecer no tienen una ciencia que los respalde, ya que no saben de educación ni de cómo favorecer aprendizajes, ni sobre cómo generar cambios significativos.
La pedagogía en sus más de 300 años ha desarrollado teorías, estudios e investigaciones sobre estos temas y muchos más. Hoy desde la teoría de la complejidad (E. Morín ) se está interpretando la educación como tal, con todas sus tensiones y oportunidades, en contextos sociales y culturales diversos, donde las recetas y la homogeneidad no tienen cabida. Es por ello, que son los maestros los “profesionales” de la educación y sus propuestas de trabajo, no surgen desde intuiciones, pareceres, ni copias de otros, lo que es parte del discurso de quienes no han estudiado esta ciencia.
Si se quiere dignificar a los profesores, se hace necesario empezar por respetar el saber y hacer que en siglos se ha desarrollado a nivel mundial y muy en especial, el generado en el país, ya que modelos y métodos, no son fácilmente trasplantables de unos contextos a otros, ni de Santiago a regiones y menos de países desarrollados a los nuestros.
En Chile hay valiosa experiencia y saberes en sus investigadores y maestros que considerar, ya que pocos en el mundo podrían decir cómo trabajar con más de 40 niños en una sala en condiciones difíciles como muchos educadores chilenos hoy lo hacen.
¡Basta ya de dar recetas fáciles en temáticas que se han estudiado desde hace siglos! La educación es sistémica y compleja y por ello, deben confluir un conjunto de factores para favorecerla a partir de diagnósticos participativos y de propuestas pertinentes.
Mejorar los sueldos es importante, pero no suficiente. ¿Qué se debe hacer? consultar a los que han estudiado y vivido el tema por años y años: los profesores de Chile, dignificándolos en sus saberes y haceres. Ellos van a decir tanto lo que sobra y lo que falta con conocimiento de causa.
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