Interminables horas de angustia vivieron este jueves Fabiola Salinas y Ramón Díaz, un matrimonio de conocidos futroninos, luego que su pequeño hijito Martín debió ser trasladado de emergencia hasta el Hospital Regional de Valdivia, tras presentar convulsiones y vómitos derivados del golpe que sufrió al interior el Colegio José Manuel Balmaceda.
Eran las 11.50 del jueves, en momentos que Martin (6 años), alumno de primer año b, se disponía a disfrutar del recreo y un alumno más grande lo pasó a llevar (obviamente en forma accidental). El pequeño cayó de espaldas y golpeó fuertemente la cabeza en el cemento.
Ramón Díaz, su papá, concurre diariamente al colegio para cuidarlo en el recreo. Martín requiere atención especial, pues sufre un retraso sicomotor que obliga a extremar sus cuidados.
PESADILLA
Pero esta vez Ramón fue protagonista de la pesadilla que intentó evitar con sus diarias concurrencias a la escuela: verlo caer y que la cabecita de su niño se viera comprometida.
Fabiola, la mamá, reclama la falta de un protocolo de emergencia en el colegio. “No hubo primeros auxilios, llamado a la ambulancia, no había camilla, nada, sólo extendieron un certificado de accidente escolar. Como pasaban los minutos Ramón tomó a Martín y se fue caminando – con él en brazos - hasta el Consultorio”.
El segundo procedimiento anómalo – a juicio de la mamá - se produjo en el centro asistencial. “El médico de turno envió a Martín a su domicilio. Nos dijo que el caso no era grave, pero se equivocó rotundamente, porque mi hijo llegó a la casa con decaimiento y a los pocos minutos comenzaron las náuseas, vómitos y muchas convulsiones”.
Tuvieron que volver al Consultorio, esta vez desesperados.
NO HABÍA AMBULANCIA
Las cosas no podían estar peor. Martín presentaba evidentes y urgentes problemas que obligaban a trasladarlo de inmediato a Valdivia, sin embargo, había que esperar a la única ambulancia disponible que se encontraba en la capital regional.
“Esperamos tres horas parar ser llevados a Valdivia. Mi hijo estaba grave, por un momento pensé que se nos iba y el médico de turno no tomaba acciones. Ahora sabemos que pudo pedir ayuda a Bomberos que tienen una ambulancia disponible, pero nada”, explica Fabiola, quien debió trasladarse rápidamente desde Llifén (donde trabaja) para acompañar a su marido y su hijo en este difícil momento.
Recién a las 19 horas Martín fue hospitalizado y estabilizado. Le realizaron un escáner y para tranquilidad de todos, su cráneo y cerebro no presentaban lesiones. Sin embargo, los médicos fueron claros con los padres. Era necesario observar con mucho cuidado la evolución de su salud. “Uno de ellos nos dijo que Martín tuvo un gran remezón en su cerebro y fue grave”, detalla Fabiola.
LAS LECCIONES
El matrimonio explica que el calvario vivido debe ser una lección para evitar que se repita la cadena de errores y fallas de procedimiento.
“No queremos perjudicar a nadie, pero pedimos que por fin la Escuela José Manuel Balmaceda separe a los niños de básica y media. Es peligroso que compartan espacios. Además faltan implementos, protocolo y entrenamiento en primeros auxilios”, argumenta Fabiola, junto con asegurar que su niño debió ser inmovilizado, puesto en una camilla y trasladado a una ambulancia en cosa de minutos. Y eso no ocurrió, lo que agravó el tec cerrado.
Lo otro que hay que resolver con urgencia – dijo – es pedir más ambulancias para Futrono. “Ni imaginarse en un accidente de varias personas. La gente se morirá en la comuna esperando que se desocupe el o los dos vehículos disponibles para una población de 15 mil habitantes”, concluyó esta madre que, tras 24 horas de horror, hoy podrá dormir algo más tranquila.
Grupo DiarioSur, una plataforma informativa de Global Channel SPA. Powered by Global Channel