Salud

La nueva libertad: el auge de la soltería femenina

6 de abril de 2025 | 09:33
No se trata de renunciar al amor o a las relaciones significativas, sino de construirlas desde un lugar diferente: desde la plenitud personal y no desde la carencia. Y para ello, es necesario encontrar compañeros que hayan hecho su propio trabajo interior.

Cada vez más mujeres eligen estar solas, y no, no es porque "no encuentran pareja". Es una decisión consciente, reflexiva, y profundamente vinculada con un cambio en la forma de entender la felicidad y el propósito de vida.

Desde pequeñas, nos han contado la misma historia una y otra vez: encuentra a tu príncipe azul, cásate, ten hijos/as, y serás feliz para siempre. Un guión perfectamente escrito que muchas mujeres siguieron por generaciones sin cuestionarlo. Pero hoy, ese relato se encuentra en plena reescritura.

La libertad de elegir estar sola ya no es vista como un fracaso personal o como una etapa transitoria a superar. Se ha convertido en una opción válida, meditada y, para muchas, preferida. Pero, ¿qué hay detrás de esta creciente tendencia?

La brecha de la evolución

Mientras las mujeres han experimentado una profunda transformación en sus aspiraciones, autonomía y conciencia de sí mismas, muchos hombres parecen haberse quedado estancados en modelos relacionales del siglo pasado.

"No es solo que queramos estar solas", explica Mariana, ejecutiva de 38 años. "Es que muchos hombres siguen esperando el tipo de compañera que sus abuelos tenían: alguien que priorice sus necesidades, que asuma la mayor parte del trabajo doméstico y emocional, y que postergue sus propias ambiciones".

Esta falta de actualización masculina se evidencia en múltiples aspectos: desde la resistencia a compartir equitativamente las tareas del hogar, hasta la incapacidad para gestionar sus propias emociones sin depender de una mujer que haga de soporte emocional.

Las mujeres hemos hecho un trabajo interno enorme. Hemos cuestionado nuestros roles tradicionales, hemos aprendido a identificar y expresar nuestras necesidades, hemos redefinido lo que significa ser mujer. Pero muchos hombres no han hecho ese mismo recorrido con su masculinidad.

El espejo de la autonomía

Al igual que con nuestras emociones, que como sociedad hemos aprendido a silenciar en lugar de escuchar, la soltería femenina ha sido tradicionalmente vista como algo que "arreglar". Como si fuera una tristeza que no queremos sentir, la hemos encapsulado, la hemos considerado un estado incompleto.

Sin embargo, al igual que la tristeza nos permite conectar con experiencias difíciles y comenzar procesos de sanación, la soltería permite a muchas mujeres conectar con una parte fundamental de sí mismas: su autonomía.

"Me costó mucho tiempo entender que no necesitaba pedir permiso para diseñar mi vida a mi manera", comenta Daniela, de 35 años, quien hace cinco decidió conscientemente no buscar pareja. "Siempre pensaba que 'debería' estar en una relación, que 'debería' estar construyendo una familia. Esos 'debería' me perseguían como una sombra". Daniela logró identificar lo que verdaderamente buscaba gracias al apoyo psicológico que recibió en vayabien.

Y es que esa culpa, ese juez interno que nos condena sin piedad ni justicia, también aparece cuando decidimos trazar un camino distinto al esperado socialmente. La culpa de no cumplir con las expectativas ajenas, de no seguir el plan establecido.

Cuando las expectativas no se actualizan

La realidad es que las mujeres han modificado profundamente sus expectativas sobre lo que significa una relación satisfactoria. Ya no basta con ser proveedor económico o una presencia ocasional en la vida familiar. Las mujeres buscan compañeros con inteligencia emocional, capaces de comunicarse vulnerablemente, dispuestos a compartir equitativamente todas las responsabilidades.

"He conocido hombres que se sienten amenazados cuando hablo de mi carrera o mis logros", dice Carolina, académica de 41 años. "Otros que dicen apoyar mi independencia, pero luego se incomodan cuando realmente la ejerzo. Y la mayoría siguen esperando que, a pesar de mi trabajo a tiempo completo, yo asuma la gestión del hogar y la carga mental de la familia".

Esta desconexión entre lo que muchos hombres están dispuestos a ofrecer y lo que las mujeres contemporáneas necesitan ha creado una brecha que, para muchas, es simplemente demasiado grande para salvar.

El costo invisible de la dependencia

Al igual que la culpa constante nos lleva a relacionarnos desde un lugar ansioso y complaciente, muchas relaciones de pareja tradicionales han llevado a las mujeres a un abandono sistemático de sus propias necesidades.

Podríamos hasta decir que las mujeres solteras reportan menor estrés que sus contrapartes en relaciones de pareja, especialmente en sociedades donde la carga doméstica y emocional sigue recayendo principalmente en ellas.

Las mujeres que deciden por la soltería no significa que rechazan el amor, sino más bien rechazan el tipo de relación que me ofrecen muchos hombres. Esta relación implica un retroceso en la libertad, en el tiempo, en la energía. Siguen sin entender que una relación debe sumar, no restar.

El desafío pendiente para los hombres

Si las mujeres han aprendido a cuestionar los mandatos sociales, a validar sus emociones y a priorizar su bienestar, está claro que el desafío pendiente es para los hombres. Una transformación que implica desaprender privilegios arraigados, desarrollar nuevas habilidades emocionales y comunicativas, y replantearse lo que significa ser un compañero en el siglo XXI.

No se trata de demonizar a los hombres, se trata de invitarlos a un proceso de evolución paralelo al que muchas mujeres ya han transitado. Porque las relaciones satisfactorias solo serán posibles entre personas que se encuentran en etapas similares de conciencia y desarrollo personal.

De la expectativa social a la compasión consciente

La sociedad sigue enviando mensajes contradictorios. Por un lado, celebra la independencia femenina y, por otro, cuestiona a las mujeres que no forman familias tradicionales.

"¿Y no te da miedo quedarte sola?", "¿No quieres tener hijos?", "Ya se te va a pasar", son frases que muchas mujeres solteras por elección escuchan con frecuencia.

Sin embargo, al igual que podemos aprender a escuchar nuestras emociones sin intentar cambiarlas, podemos aprender a vivir sin pareja sin considerarlo un problema que resolver.

No se trata de renunciar al amor o a las relaciones significativas, sino de construirlas desde un lugar diferente: desde la plenitud personal y no desde la carencia. Y para ello, es necesario encontrar compañeros que hayan hecho su propio trabajo interior.

Para las mujeres que han decidido priorizar su libertad y bienestar, el llamado es a liberarse de la culpa y los "debería". Para los hombres, el desafío es evolucionar, cuestionar sus privilegios y desarrollar las habilidades necesarias para construir relaciones verdaderamente equitativas.

Ya es hora de darle a las decisiones personales de las mujeres el respeto que merecen, y de exigir a los hombres que se pongan al día en esta revolución silenciosa. Porque, quizás, cuando ambos géneros hayan hecho su trabajo interno, las relaciones puedan ser realmente espacios de crecimiento mutuo y no campos de batalla de expectativas desajustadas.

Mientras tanto, para muchas mujeres, la soledad elegida seguirá siendo preferible a la compañía que implica retroceder en el camino de su propia liberación.

Valentina Jofré Pfeil

Psicóloga y fundadora de vayabien


 

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